La era de la telefonía móvil no ha acabado con la radioafición, considerada como la primera red social que existió. Con el desarrollo de las comunicaciones actuales, en caso de emergencia existen alternativas para transmitir información en una catástrofe o una situación de necesidad en una población, pero la estructura de la REMER (Red Radio de Emergencia de Protección Civil) -creada en los años setenta del siglo pasado- sigue operativa por si fuera necesaria.
Imagínese que, por ejemplo, vientos huracanados destruyesen los repetidores de telefonía móvil que cubren una zona de la provincia. Ocurrió en el 2005 en un país tan desarrollado como Estados Unidos, cuando el huracán Katrina se llevó por delante las comunicaciones. Entonces el Ejército y los radioaficionados las sustituyeron, recuerda Óscar Marco, voluntario de REMER. Para transmitir las peticiones que la autoridad municipal o de la zona requiriese, estarían los radioaficionados que, voluntariamente, se han integrado en la Remer. En ella llevan colaborando José Ángel Casanova Orozco (indicativo EA1CI), durante treinta años, y Óscar Juan Marco Rey (EA1EHE), durante veinte, dos de los cinco voluntarios que recibieron un diploma por parte en la Subdelegación del Gobierno por su ayuda desinteresada.
Hoy no se recurre tanto a ellos pero ahí siguen. Antes su colaboración era más asidua. «Iba por la carretera y si veía un incendio llamaba por radio con mi equipo particular de radioaficionado a través de la frecuencia de protección civil y conectábamos con el Gobierno Civil», recuerda José Ángel Casanova, coordinador provincial de la Remer y presidente de la asociación Unión de Radioaficionados de Ourense (URO). En sus domicilios, los radioaficionados disponen de una estación de radio legalizada, autorizada por la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones, pero también en sus coches o a pie. «Tenemos recursos para comunicar incluso si no hay energía eléctrica, con una batería y una antena de emergencia», dice José Ángel. La red de protección civil tiene sus propios repetidores en varios montes. Los mantienen y los reparan de forma altruista los radioaficionados con el material que les proporciona la Dirección General de Protección Civil.
En la provincia, buena parte de los miembros de la URO -que tiene ochenta socios- son voluntarios de REMER, que suma sesenta colaboradores. Los que participan en la red realizan ejercicios de comunicaciones para estar al día. Quien guía en una emergencia es la Subdelegación del Gobierno, a través de sus tres coordinadores provinciales, los de zona (hay ocho en la provincia) y sus corresponsales. Habitualmente, los voluntarios están conectados en sus bandas de radioaficionados, pero la Remer tiene unas frecuencias cercanas a ellas, donde hacen los ejercicios, además de verificar si funcionan bien los repetidores.
La vocación de comunicar por radio no se ha perdido. Algunos aficionados hacen competiciones -que consisten en lograr el mayor número de contactos con estaciones de todo el mundo- otros experimentan construyendo antenas o nuevos dispositivos electrónicos, desarrollando software de comunicaciones o simplemente charlan con gente. Los radioaficionados incorporan los últimos avances electrónicos, como la transmisión de voz digital, el envío de imágenes o la telemetría; en casos especiales enlazan sus equipos a Internet usándola como gran repetidor global.
Hace once años, la URO conectó con la Estación Espacial Internacional. Fue un hito, la primera conexión de ese tipo que se hizo en España. Niños ourensanos pudieron hablar unos minutos por radio con el astronauta español Pedro Duque. «Fue fantástico, con un ambiente especial», recuerda Casanova.
Licencia. Hay que superar un examen de normativa, manejo de equipos y radioelectricidad. Con la licencia se recibe un indicativo personal e intransferible.
Afición. En Ourense hay 240 radioaficionados, 60 integrados en la Remer.
El reto. Incorporar a las nuevas generaciones. La edad media es de 45 años.
Fuente: lavozdegalicia.es (24FEB16)